Amerikanuak

Esto es un interesante extracto del libro "Vasconavarros en el Oeste americano", obra de Ricardo Ciérbide Martinena (1997). Pgs. 46-47. En ese libro hay más testimonios de gente del Valle, pero directamente de Zilbeti éste es el único que aparece. Lo pongo aquí tal como aparece en dicho libro.

Martín Cleix Navarro de Cilveti-Zilbeti

Salió con 27 años, el 4 de junio de 1951 junto con doscientos cincuenta vizcainos, navarros (cincuenta y ocho), guipuzcoanos, algunos santanderinos y de la montaña leonesa. A su llegada recibieron el permiso de residencia para trabajar únicamente como pastores y vaqueros. Pasó cinco años con vacas en el rancho Clemens, cerca de Sacramento. Cuidaba 500 cabezas y su patrón era de Eugui, Feliciano Seminario, que había llegado a California en 1898. Al morir su mujer y el hijo por las fiebres, quedó solo, ocupándose de la cocina una señora de casa Urrutia de Zilbeti. A los dieciséis meses murió Feliciano y quedó solo, ocupándose del ganado y de las alambradas.
Los viernes venían a verle los dueños -el sobrino de Feliciano- y en 1956 tuvo qye dejarlo todo, marchando a Los Angeles, donde trabajó en un matadero, colgando los cerdos vivos de un gancho por una pata, a grito limpio. Entre dos hacían tan cortés operación con 2.400. Todo un ejercicio de deportividad gimnástica de lo más moderno. Y así de entretenido pasó seis años. Hizo trabajos de todo pelo y ganaba bien, diez a diez horas y media por día. Durante dos años trabajó de noche y ahorraba más. Su hermano Víctor quedó en Wyoming con las ovejas, Estanis en una lechería y Paco casó con una de Utebo que estaba en Los Angeles y se fijó cerca de Caruthers, donde tienen una pescadería.
Entre los cuatro compraron una casa, que se convirtió en centro de los navarros de la zona. Los domingos solían ir a la Casa Vasca de Chino, Puente, etc., donde el ambiente era muy sano. En Fresno estaban los hoteles de Santa Fe, El Iturri, El Bosque Hotel, El Victoria y Villa Vasca. Formaban una gran familia, los pastores, los retirados, todos hablaban euskera y español, sin ninguna diferencia, pues hasta 1950 en Zilbeti todos eran euskaldunes.
Después de quince años, volvió a Zilbeti, quedando en California los otros tres hermanos. De niño, me dice, vivían en el monte, del carbón de haya, las ovejas y algo de contrabando, a 35 kgs. por paquete a la espalda. Los domingos bajaban a misa y la madre lo hacía aunque estuviera con nieve. Después de cuidar a los animales iban de nuevo al pueblo, donde la mejor diversión era tripear con valentía hasta el amanecer, en que subían. En la taberna se jugaba mucho al mus, ya que el cura prohibía el baile. En casa vivían los abuelos, los padres y seis hermanos más dos criados. Mataban entre cuatro y cinco cerdos y en la otoñada se engordaba las ovejas de siete años para salar la carne y convertirla en cecina. De alubias cogían hasta seis robos, también maíz y patatas. El almuerzo consistía en patatas y chulas y en invierno, talo con tocino.
De Zilbeti salieron unos veinticinco, cinco de los cuales eran de casa Urrutia. Cuando llegaron encontraron en Fresno muchas mujeres de todo el Valle de Erro, que se casaban con viejos con perras y él las conoció retiradas, solas o separadas, cuatro eran de Espinal. Todas con un carácter muy suyo. Me dice que conoció a californios de casa Gorri, Tabernazarra, Kuztelena, Ernaut, Anso, Juandraz, Bartolo, Larrea, Lenco, Urrutia, Ezponda, Garrido, Echeverri, Nicolás (ant. Juanico) y Juan Cruz.